Cosas mínimas

noviembre 8, 2010

Ando estos días dándole vueltas al color de las paredes: que si liso, que si combinado, que si decorado, que si cenefa… Total, para que el de la brocha -que es quien manda- me acabe diciendo invariablemente: eso es muy complicado, es que se te ocurren unas cosas… Así que me temo que mi creatividad se va a quedar en nada. Y esa inspiración -que es mucha y loca, a veces- la estoy sacando de un montón de blogs a los que me he suscrito -para pasar el rato, según veo- en los que todos los días enseñan ideas maravillosas.

Gracias a holamama me han entrado unas ganas tremendas de hacer manualidades -con lo patosa que soy-; Decopeques sugiere ambientes llenos de estilo y en Decoideas he conocido los vinilos decorativos -mira que hay- e ilustraciones. En la página de Poisson Bulle  (y en otros blogs que, casualidades, también la mencionan esta semana) me he enamorado sin remedio del trabajo de Blanca Gómez, Cosas Mínimas.

Sus escenas son sencillas sin resultar simples, sus personajes son adorables sin resultar ñoños y tienen un punto todos ellos de, no se me ocurre otra manera de definirlo, chic parisino… sea lo que sea eso. El color está dosificado pero llena el dibujo. El trazo limpio, el fondo neutro, nada sobra, nada más es necesario para cautivar. Porque no se me ocurre otra palabra para un trabajo que me ha hecho repasar, una a una, cada una de las imágenes de su galería en Flickr.

También hace fotografía y, aunque me gusta su mirada, como encuadra y las dominantes de color que tienen muchas de sus imágenes, me quedo con sus cuadros, sus chapas, sus tarjetas y, sí, con sus vinilos decorativos que nunca llevarán una de mis paredes. En fin.

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